Desde lo sucedido por el crimen del hincha de Lanús allá por el año 2013, la violencia deportiva era poco vista en los estadios de fútbol. Sin embargo, desde ese entonces la violencia creció aún más. La violencia no solo como la conocemos. No solamente la pelea entre los hinchas mismos y entre los hinchas y la policía. Comenzó a crecer la violencia deportiva desde diferentes perspectivas y en diferentes factores. Todos los años se podía ver una noticia distinta sobre un hecho de violencia deportiva. No solo en el fútbol, sino que en cualquier deporte y en cualquier categoría.
Cuando digo violencia, no es solo la que vemos y escuchamos. Es el otro tipo de violencia, que es la verbal y la simbólica. La xenofobia, el racismo, los gestos y las puteadas que se dirigían a una discriminación que no entraba en el contexto futbolístico. Hay una frase con la que salen los equipos a la cancha que dice “Rivales, no enemigos”.
Y acá es en donde entra en juego un poco el aspecto de la política. Pero ¿Por qué un evento deportivo tiene relación con la política? Según la Real Academia Española (RAE) la política la define como la: “Actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto o de cualquier otro modo”.
La violencia en el deporte ha crecido mucho durante los últimos años y no es algo que se cura solo. Se necesita el trabajo de la política y las instituciones deportivas. Acá no hay una ideología partidaria. Acá se tiene que ver el trabajo para que todos tiremos para el mismo lado y podamos disfrutar de un evento deportivo sin la violencia de por medio y sin las interrupciones por la policía.
La violencia de tratar mal al otro por ser diferente. La violencia es odio. La violencia es agarrarse a las piñas. La violencia es ser racista. La violencia es ser homofóbico. La violencia es ser xenófobo. La violencia es discriminar. La violencia es putear. La violencia es hacer gestos grotescos. La violencia es enojarse y putear al otro por no compartir un pensamiento, una idea o una opinión.
La violencia trae sus consecuencias negativas en cualquier ámbito deportivo, en festivales, en la política y en cualquier contexto social. Pero, sobre todo, no nos deja disfrutar de lo que hacemos, vemos, leemos y escuchamos sin recibir comentarios u opiniones agresivas. Y en esto, el rol de los medios tradicionales y los comunicadores independientes juegan un rol importante para crear opinión transparente