La espera terminó. Tras dos largas décadas de sinsabores, de ilusiones que murieron en el camino y de una generación completa que no conoció la gloria de disputar la última instancia, el conjunto de Diego Placente selló esta noche su épico regreso a la final del Mundial Chile 2025
Fue una batalla de nervios, un partido donde la historia pesaba más que la pelota, pero este grupo de jugadores demostró tener el temple necesario para borrar la frustración de 20 años y convertirla en un estallido de júbilo.
El partido de la redención: El ambiente en el estadio fue ensordecedor, una caldera que empujó al equipo desde el primer minuto. Colombia sub 20, presentó una dura resistencia, sabiendo que la historia no jugaba a favor de los locales.
El primer tiempo transcurrió bajo una tensión palpable. Cada pase era un suspiro, cada ataque rival un grito ahogado. Fue el héroe, Silvetti, quien desató la locura con un gol que no solo movió el marcador, sino que liberó una presión acumulada por años. La hinchada explotó, consciente de que estaban viendo cómo el destino se reescribía.
El tiempo no pasaba: La segunda mitad fue un ejercicio de resiliencia. El equipo se atrincheró con orden y corazón, defendiendo la mínima ventaja con garras. Cada despeje se celebraba como un gol. El reloj parecía haberse detenido, jugando con la ansiedad de una afición que había soñado con este momento.
Cuando el árbitro pitó el final, el silencio momentáneo fue sucedido por un rugido atronador. Jugadores, cuerpo técnico e hinchas se fundieron en un abrazo colectivo. Las lágrimas de emoción en las tribunas lo decían todo: 20 años de frustración se habían esfumado en un segundo.