Del verde césped a la presidencia de la liga departamental

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La historia de muchos dirigentes deportivos comienza detrás de una pelota. La de él, también. Pero lo que distingue su recorrido es la profunda conciencia de comunidad, de pertenencia, de dejar algo sembrado más allá del resultado. Hoy, tras casi una década de involucrarse en la dirigencia, se convirtió en presidente de la Liga local, dejando atrás su querido club, al que dedicó años de esfuerzo y pasión.

“Siempre estuve ligado al club, desde la infancia”, recuerda con emoción. En su adolescencia, los partidos se interrumpieron por los libros y la vida universitaria, pero nunca dejó de sentirse parte. Ese “sentido de pertenencia” que repite una y otra vez como un mantra, fue lo que lo hizo volver años después, esta vez como papá, como colaborador, como vecino que corta el pasto, riega la cancha o da una mano cuando hace falta.

“Un día dije que quería estar más involucrado”, cuenta. Y así fue. Desde colaborar en el fútbol infantil hasta ser una referencia dentro del club, su compromiso creció a la par de sus sueños. “Hace un mes y medio tuve el honor de llegar a ser presidente de la Liga. Dejé el club, pero hoy estoy con otros propósitos”, dice con humildad, sin olvidarse de sus raíces.

Hablar con él es escuchar a alguien que entiende que el deporte, especialmente el fútbol infantil, es mucho más que una pelota. Es formación, es contención, es identidad. Pero también, según advierte, un espacio en crisis frente a nuevas formas de vivir la niñez y de ejercer la paternidad.

“Hoy el sentido de pertenencia está muy diluido. Ya no lo construye el niño, sino el adulto que lo lleva y lo trae. Si un padre se levanta un día con ganas de cambiar de club, lo cambia. Y eso no está mal si sigue dentro de un club, pero el compromiso, el arraigo, se pierde”, reflexiona.

Se muestra crítico con una tendencia cada vez más presente: la presión adulta que interfiere en el proceso de aprendizaje y socialización del niño. “El problema es que los padres no lo dejan hacer su propio camino. Le marcan cada paso y eso no ayuda”, asegura. En contraposición, destaca el rol del grupo de pares, del crecimiento compartido y de la importancia de dejar que cada niño aprenda a saltar sus propias piedras.

Su visión no es pesimista, sino profundamente humana. Cree que con libertad, acompañamiento y tiempo, los chicos no solo se forman como deportistas, sino como personas. Y es ahí donde él ve el verdadero valor del deporte. No en los trofeos, sino en las herramientas para la vida.

Mientras se acomoda en este nuevo rol de presidente, no olvida por qué empezó. Y lo tiene claro: “Yo lo veo así, con libertad, los pibes después tienen montones de herramientas. Para el fútbol. Pero sobre todo, para la vida”.

Con apenas semanas en el cargo, no tardó en marcar la hoja de ruta. Su prioridad es clara: construir un nuevo edificio para la Liga. “Hoy la sede está en condiciones muy malas, no está a la altura de lo que representa nuestra institución, que acaba de cumplir 100 años”, sostiene. El objetivo es ambicioso, pero necesario. “Hay que ver los números, reducir gastos y encontrar una forma de lograrlo con el apoyo de los clubes”.

Además, admite que hay mucho por mejorar en lo comunicacional. “La comunicación no es el fuerte de la Liga, es un problema serio. Muchas veces se filtran cosas, se dicen versiones que no son, y eso genera confusión. Estamos empezando a trabajar en canales oficiales para que la información llegue clara, pareja y sin tergiversaciones”.

En el plano deportivo, sueña con recuperar el protagonismo en torneos regionales. La pérdida de la plaza en el Torneo Federal fue un golpe, pero cree que hay material humano y clubes con ambición para volver. “El Depro lo va a intentar de nuevo, la Chirense también, y estamos viendo si se suma un tercer equipo. Tener representación en esos niveles le da prestigio a nuestra Liga”, asegura.

Pero más allá de la competencia, su proyecto personal lo lleva a soñar con algo que trascienda resultados: “Quisiera tener un museo en la Liga. Un espacio que resguarde la historia y que esté a la altura de estos 100 años. Lo deportivo es importante, pero también lo es lo simbólico”.

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