Crónica de un campeón en formación

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La primera vez que subió al ring en los Juegos Evita, los nervios casi lo traicionan. A los 14 años, sintió la ansiedad y la incertidumbre de no saber si lo lograría. Pero en cuanto sonó la campana, supo que era el momento de enfocarse y dejarlo todo atrás. Desde entonces, cada pelea, ya sea que gane o pierda, se convierte en una oportunidad para aprender y sumar experiencia.

Para este joven boxeador, el deporte no solo es una disciplina física, sino también una herramienta de crecimiento personal. Considera que el boxeo es un “deporte muy hermoso” que le ha ayudado a crecer a nivel deportivo y personal. Sabe que es un camino “muy celoso”, que requiere dedicación y cuidado, por lo que ha dejado de lado las salidas para concentrarse en sus entrenamientos. Para él, el boxeo puede ser de gran ayuda para los jóvenes con adicciones, ya que les permite “calmar un poco de sanidad” y alejarse de las cosas malas.

Un día en la vida del boxeador

Un día normal en la vida de este deportista incluye una doble jornada de entrenamiento. Por la mañana, sale a correr temprano al parque. Después de comer, se baña y va a entrenar a las cuatro de la tarde. El entrenamiento comienza con 10 minutos para vendarse las manos, seguido de un calentamiento para la movilidad de articulaciones y músculos. Luego, se enfoca en ejercicios específicos como escuela de combate, escuela de boxeo o sparring.

Cuando está arriba del ring, no está solo. En su rincón, siempre lo acompañan su entrenador, Baez, y Brian Larroza. La frustración es algo que aprende a manejar. Si una estrategia no funciona, no se queda con la frustración, sino que la cambia de inmediato. Es crucial mantener la “cabeza fría” y no dejar que el rival se aproveche de la situación. Su entrenador juega un papel fundamental, ya que en el descanso siempre busca levantarle el ánimo y darle un extra de energía. A diferencia de otros técnicos que desaniman a sus boxeadores, su entrenador le da confianza y le dice lo que debe mejorar.

Mirando hacia el futuro

La meta más cercana para este boxeador es el torneo regional en Concordia, que se llevará a cabo el 26 y 27 de este mes. Si logra ganar, la victoria le daría el pase al campeonato nacional. Sin embargo, su ambición no se detiene ahí. Para el próximo año, planea volverse profesional y seguir sumando experiencia en el ring. Tiene un rival en la mira, Axel Sarat, un boxeador de Mendoza con quien prometió pelear en la final del próximo torneo nacional si ambos llegan a esa instancia.

A pesar de los nervios de las primeras peleas y los desafíos del día a día, el apoyo de su familia y amigos es su principal motivación. Saber que hay gente que lo apoya y lo acompaña en cada momento es algo que valora mucho. En los Juegos Evita, la organización y las instalaciones le parecieron excelentes, y se sintió muy bien recibido. De hecho, cree que se ganó el respeto de mucha gente e incluso un par de “fans”. Con la mirada puesta en sus objetivos y el apoyo de su equipo, este joven boxeador continúa su camino con la determinación de un futuro campeón.

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